Historias perdidas de Arda La guerra de los poderes 2.1
Preludio del autor picosito:
Sigue el relato de la guerra, mi versión acelerada de una guerra, y la caída de la fortaleza de Utumno. Dándole un merecido protagonismo a los personajes Ólorin (Gandalf) Curunír (Saruman) Aiwendhil (Radagast) y Alatar, estos dos últimos abandonados terriblemente en las obras de Tolkien. El personaje Azeereg fue de mi creación, pues vi la necesidad de dar más nombres de maiars "malignos" Aunque sea su debut y despedida.
Imagen artística de Utumno. Derechos de Beto_Sousa
L
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a segunda entrada de Utumno era una gigantesca
puerta de acero al pie de la montaña, siendo la única entrada a la caverna.
Entonces Azeereg, un poderoso Maiar que antaño era ayudante al Vala Irmo[1]
(Lorien) uso su poder para poner un encantamiento en las puertas haciéndolas
infalibles a los ataques frontales de fuerza bruta, y ni siquiera la super
fuerza de Tulkas pudo hacerlas caer; quince veces dio un violento puñetazo con
toda su fuerza y quince veces tembló la tierra, hasta la lejana Cuivénen pero
la puerta no se movió y Tulkas quedó frustrado y confundido, entonces desde la derecha
y de manera sorpresiva aparecieron setenta Balrogs y atacaron al ejercito de
vanguardia que se hallaba a los pies de la puerta de la gran caverna, sus
intenciones eran golpear y huir pues detrás estaban aun los miles de soldados.
Entonces Tulkas corrió y junto con Olórin Curunír y Radagast enfrentó a los
Balrgos, éstos comandados por su capitán Gothmog comprendieron que el factor
sorpresa había fallado y se retiraron con la pena de solo haber podido dejar
fuera de combate a uno de sus enemigos pero con la satisfacción de no haber
sufrido ninguna baja. Tulkas los persiguió con furia pero ellos pronto
desaparecieron en una entrada secreta de Utumno que la nula paciencia de Tulkas
no encontró jamás.
Entonces el Maiar Alatar -sirviente de Oromë- se
adelantó solo a la gran puerta y viendo que ésta estaba hechizada y era más
fría que los hielos eternos de los polos y tan dura como ellos dijo:
— Creo saber, amigos míos, como se ha de
derribar esta puerta maldita. Pero es menester que vosotros retrocedáis para
que intente usar un poderoso hechizo sin miedo a alcanzaros por accidente.
Y Ólorin dijo:
— que así sea querido amigo pero no hagas nada
peligroso ni pongas tu propia vida en riesgo innecesario pues ahora el señor
oscuro esta sitiado y de ser necesario el propio Aulë podría venir a
socorrernos.
Entonces los presentes retrocedieron y Alatar se
acercó a la gran puerta, Sus ojos azules se cerraron y juntó sus blancas manos
y un fulgor salió de su frente e iluminó la entrada y alatar de súbito abrió
sus ojos y ya no eran azules sino blancos como si se hubieran convertido en
estrellas y gritó su hechizo:
Valaranë
Ipufaranë
Fogosinorë
¡Elbereth!
Y puso las palmas de la mano sobre la puerta y
ésta sufrió tan violento cambió de temperatura que humeó y estremeció, vibró
con violencia y luego estalló como si
hubiera sido tocada de pronto por el mismo sol. De la violenta explosión salió
disparado Alatar pero fue cachado por Ólorin y por ésta hazaña Alatar fue
conocido como “el derretidor de puertas” el que pudo derribar una puerta que ni
siquiera el Tulkas el fuerte pudo traspasar.
Ahora bien detrás de la inmensa puerta de acero
se encontraba el grueso del ejercito de Melkor aguardando para pelear con
fiereza una última batalla, una batalla por la supervivencia y Azeereg y Sauron
y Gothmog se hallaban ahí; Pero Melkor se disponía a ir a la más profunda de
las cavernas con solo dos guardias.
Tulkas de nuevo se adelantó a toda prisa y por
la oscuridad no vió a tiempo el ejército enemigo y Gothmog lo recibió con un
durísimo martillazo en el pecho de tal violencia que el vala salió expulsado
llevándose en su trayecto a Melian y un grupo de Maiars e hiriéndolos, y dicen
los sabios que si ese martillaso hubiera sido recibido por cualquier otro ser
habría muerto sin remedio en el instante, pero quiso el destino que fuera
Tulkas y no otro en recibir el duro castigo así que en poco tiempo y con
trabajos Tulkas se incorporó y rió a
carcajadas para luego unirse de nuevo a la batalla.
Pelo Melian no pudo continuar en la batalla pues
el golpe con el cuerpo de Tulkas la había dejado herida y agotada.
Así fue que se libró la última de las batallas
de la guerra de los poderes, después de un completo y corto sitio de utumno,
dentro de la caverna misma que daba entrada a la profundidad de la fortaleza de
Melkor. Ahí dentro se batían legiones de Balrogs y la oscuridad era
frecuentemente iluminada por los látigos de fuego y las espadas y armas de los
maiar. Y la tierra temblaba y el cielo relampagueaba y grandes trozos de la
caverna y de la montaña cerca de Utumno se desprendían, muy lejos al Este en
Cuivénen se preguntaban los elfos que era aquella lejana agitación y Aulë se
entristeció pues comprendió que la tierra que él había modelado estaba siendo
destruida.
Ahora bien, el ejercito de Melkor tenía como
ventaja el terreno que era oscuro y conocido y tenia poco espacio como para
resguardarse de los látigos y ahí el ejercito de Válinor sufrió el mayor número
de perdidas;
Pero Eonwë peleaba con gallardía y usando un
largo tridente dorado peleó con Gothmog y logro herirlo aunque no sin recibir
daño y en verdad hubiera sido el fin del terrible Balrog y muchos males se
hubieran evitado si no hubiera sido ayudado por tres Balrogs más que
intervinieron y permitieron que Gothmog el señor de los Balrogs huyera de la
batalla.
Al mismo tiempo y a pocos metros Sauron se vio
envuelto en una batalla con Radagast Sauron con una espada de fuego como los
Balrogs y negro escudo y Radagast con una alabarda y un escudo verde; Con el
escudo Radagast contuvo la furia de la espada y lanzó una estocada que sauron
desvió con facilidad; Pero Sauron lanzo su espada de al techo rocoso para que
se desprendiera una gran roca y el derrumbe sepultara a Radagast, Y Sauron
lanzó un hechizo para que Radagast no pudiera hacerse a un lado, El Maia al
saberse derrotado recurrió a una medida desesperada: tomó una lanza cercana y se tendió de bruces disparando a
Sauron la lanza antes de ser sepultado esto rompió el hechizo, obligando Sauron
a moverse bruscamente y causándole una herida en el costado pero no tuvo tiempo
Radagast de huir y quedó bajo el derrumbe.
Impotente y lejano vio Ólorin la tragedia de su
amigo, y con cólera salió al encuentro del herido Sauron y le cerró el paso,
blandía únicamente una espada larga de punta picuda y de elaborados adornos en
la empuñadura y Sauron lo vio y cerrando la mano inflamó de nuevo la espada; se
lanzó a Ólorin y éste no se amilano y de frente y con furia chocaron las dos
espadas sacando chispas y fulgores creando sonidos indescriptibles Ólorin usaba
su propia espada como escudo y era terrible su fuerza unida con su cólera,
hacia movimientos rápidos pues temia que Sauron usara algún hechizo y lo
mantenía ocupado con sus múltiples golpes de espada, cuando pensó a Sauron cansado
salto a una de las rocas del derrumbe que el mismo Sauron había causado y desde
ahí se lanzo directo hacia su enemigo espada por delante y con todas sus
fuerzas le despedazó el escudo y cayendo Sauron estuvo en el suelo boca arriba,
derrotado, afectado por las heridas e indefenso; Aprovechó Ólorin y le encajó
la punta de la espada en el hombro, entonces lanzó Sauron un terrible grito que
cimbró toda la caverna y atemorizo a todos los integrantes del ejercito oscuro.
Poco después se unió Curunír y cuando se
disponía a darle el golpe final a Sauron, Ólorin lo detuvo y dijo:
— Déjalo, más humillante y doloroso será que
vea la caída de su señor y la ruina de su señorío. Y Ven ayúdame que tal vez Aiwhendil
continúe con vida.
Ahora bien Curunír se maravilló del poderío de
utumno y del dominio que tenía en la tierra media, y pensó que los valar eran
demasiado pasivos y permisivos al dejar crecer tanto el poder oscuro, y más
adelante envidió a Ólorin por derrotar a Sauron y despreció a Radagast; el
motivo por el cual él, Curunír el sabio, no se vistió de gloria aquel día. La
semilla del mal despertó en Curunír ese día.
Ahora bien, Sauron abandonó su cuerpo y su
espíritu lucho para no ser absorbido por los Fëanturi[2]
y huyo lejos al sur. Pero Azeereg el último capitán de Melkor que quedaba en la
batalla había luchado de manera heroica y había derrotado a todos con los que
se había batido en combate singular; pero por último fue Eonwë el jefe de todos
los Maiar y el más cercano al dios Manwë el que le hizo frente, ambos
blandiendo espadas largas y Eonwë empuñaba su espada Sikända que tanta fama le
dio desde ese día pues era tan fuerte que cuando Eonwë creció en cólera golpeó
tan fuerte a Azeereg que le cortó el escudo a la mitad y el antebrazo y la mano
de Azeereg cayeron al suelo, entonces cayó de rodillas y Eonwë tomó el tridente
que tenia atado a la espalda y lo lanzó a su enemigo. Asi terminó sus días el
Maia Azeereg, quién fue fuerte y famoso en el trono de Melkor y tenía tantas influencias
como Sauron; pero hasta en su muerte Azeereg fue fiel y útil al amo pues siendo
ya espíritu soltó de golpe su energía y logró que la mayoría de los espíritus
Balrogs que habían sido abatidos fueran esparcidos por la tierra media evitando
asi el embudo que los Fëanturi habían creado para absorberlos y encerrarlos en
las estancias de mandos destino que él mismo Azeereg no pudo evitar.
[1]
Irmo es llamado Lorien pues es el sitio donde él permanece, es el dios de los
sueños y las visiones. Véase índice de nombres. Tolkien, J. R. R. (1984). El Silmarillion. Ediciones Minotauro. ISBN
84-450-7139-4. P.10
[2]
Mandos y Lórien los amos de los espíritus
CONTINUA EL PRÓXIMO LUNES 6 DE AGOSTO
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Nota extra y ATRACTIVA:
En estos tiempos Olímpicos que mejor que una foto de una de las atletas mas yommiyommi de Londres 2012 Maria sharapova. Estos días aprovechare para consolar a los náufragos con bellezas olímpicas
Deleitense.
¿Apoco no? Bueno me voy porque tengo alguien en cama. Nos leemos.